sábado, 12 de enero de 2013

Debo imaginar que hay un millón de formas de hacer que tu nombre carezca de sentido. Que no albergue recuerdos, palabras vacías, palabras tan llenas que nunca fueron dichas o pensadas demasiado tarde.
Debo dejar la mente en blanco mientras te escucho hablar, debo esforzarme en mirar que hay más allá de ti.
No quiero dejar de respirar, no quiero entornar los ojos para no derramar lágrimas que ya no significan nada más.
Pero hoy, cuando me dijeron que tu parecías Romeo, y yo tu Julieta, todo cambió. Voy a fingir que no me dolió, que no memoricé esas palabras para no olvidarlas jamás.
Ellos acabaron muertos por un amor que nadie comprendía. Tu y yo hemos acabado separados por un amor que no se entender. Y haré que aquello solo fue escuchado como todo lo demás, que no hay restos de ti en mi. Y fingiré, que no cierro los ojos cada vez que te veo y me esfuerzo en creer, que nada hubo entre nosotros dos. Que no fui yo quien lo estropeó, que no fui yo quien te hundió.
Voy a fingir que sigo siendo la misma de antes. Que ese cuento de hadas, y ese principe azul llegaron, pero hice un cambio de papeles.
Tú tuviste tu cuento de hadas, tuviste tu princesa, pero llego la bruja, disfrazada de tu ángel de la guarda.
Y esa fui yo.

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